TORRE DE RELOJ
Su construcción tuvo lugar
en el año 1601 y en sus inicios fue llamada “la puerta del puente”, debido a un
viaducto de madera que pasaba por encima del caño san Anastasio, uniendo así la
isla de Getsemaní con la de Calamarí (centro).
Esta obra se convirtió en la
puerta principal de la ciudad desde 1631 cuando se concluyó el cerco amurallado,
años más tarde fue parcialmente destruida por el barón de pointis, y en 1704
fue reparada por el ingeniero juan herrera y Sotomayor quien le agrego barroca
y las cuatro columnas toscanas que la adornan, adicionándole además, dos bóvedas
laterales a prueba de bombas para el almacenamiento de víveres y municiones.
El conjunto arquitectónico
utilizo como base el cuerpo fabricado por herrera logrando en total una altura de 30 metros. Tomando como
referencia la plaza de los coches la bóveda lateral derecha fue abierta en 1803
y 102 años más tarde, por iniciativa del comerciante cubano francisco Balmaceda,
se descubrió la bóveda lateral izquierda.
En 1874, se colocó en este
alojamiento un reloj que se trajo de estados unidos, y después de 63 años fue
remplazado por el actual, importado de suiza, siendo trasladado aquel al templo
de torices. En el año de 1888 y por orden de la municipalidad se le realizo una
nueva restauración a la torre, esta labor estuvo a cargo del arquitecto Luis Felipe
jaspe franco, quien cambio la estructura cuadrada y que solo contaba con dos
caras del reloj, por un diseño, octagonal, que presenta cuatro caras de reloj,
cambiando visiblemente de un estilo barroco a un estilo gótico.
Esta torre se encuentra
construida sobre un lienzo de muralla y constituye uno de los símbolos arquitectónicos
más conocidos de Cartagena; diariamente miles de personas transitan por este emblemático
monumento, ubicado en pleno corazón de la heroica, y que se podría considerar
como la fachada de la ciudad antigua.
Esta construcción se
encuentra ubicada entre las plazas de los coches y de la paz, ha sido testigo
de los grandes cambios tanto físicos como sociales que ha sufrido la ciudad desde
hace más de cinco siglos; siendo en sus orígenes, la entrada de la ciudad de Cartagena. Hoy en día es considerada un
sitio turístico de gran valor histórico, el cual ya no es visitado por
mercaderes de esclavos, sino por personas de todo el mundo que se encuentran interesadas en apreciar con
sus propios ojos la belleza de esta obra.
Edgar verbel julio, un
reconocido guía turística de nuestra ciudad ha llevado a cientos de turistas a
conocer esta maravillosa construcción, ya que considera que “la torre de reloj
se ha constituido en un símbolo de la parte antigua Cartagena, no solo ante Colombia
sino ante todo el mundo entero, aunque el castillo de san Felipe de barajas
nunca dejara de ser el símbolo por excelencia de nuestro corralito de piedras,
se puede decir que la torre tiene su significado especial y tradicional en la
vida cartagenera, desde su construcción hasta nuestros días y por eso vale la
pena que todos lo conozcan”.
Con el transcurso de los
años esta construcción ha adquirido distintos nombres; luego de llamarse “la
puerta del puente” la denominaron “boca del puente”, más tarde “puerta del
reloj” y por ultimo “torre de reloj” o “reloj público”; como es conocida en la
actualidad. En realidad, lo importante no es el nombre por el que conozcamos o
llamemos a este monumento, lo que verdaderamente importa es que sepamos valorar
su historia y lo reconozcamos, más que como un simple sitio de encuentro o de
paso obligado, como un patrimonio de Cartagena y el mundo, digno y de admirar.